Quiero huir de mí mismo
La enfermedad de la adicción nos afecta física, mental y espiritualmente. Con cada una de mis recaídas siento que me rompo en pedazos, cada vez más pequeños y poco a poco tengo que ir pegando las piezas, para tratar de volver a ser una persona completa.
Me he vuelto un codependiente a mi familia, a mis parejas, he perdido la capacidad de afrontar los problemas que la vida me presenta y a causa de ello, me he escondido detrás de las drogas con la intención de llenar el vacío que me he creado a lo largo de mi vida. En los recuerdos encuentro mucho sufrimiento, muchos momentos de terror que todavía hacen que se estremezca el cuerpo, tan sólo al pensarlos.
Dicen que mirar para atrás no es bueno, que hay que vivir el “sólo por hoy”, puesto que el pasado ya no está aquí y el futuro aún es incierto. Yo mirare mí pasado con el fin de encontrar respuestas, respuestas a muchas preguntas que día a día pasan por mi cabeza. ¿Dónde fue que me perdí? ¿En qué momento dejé de ser yo? ¿Qué es lo que pasó a lo largo de mi infancia que me trajo hasta donde hoy me encuentro? Y sobre todo, ¿qué es lo que tengo que cambiar en mí para poder volver otra vez a tener una vida normal?
Es cierto, la enfermedad de la adicción es incurable y por lo mismo, regresar a tener una vida normal, quizás ya no es posible; sin embargo, de hoy en adelante tengo que cuidar cada uno de mis pensamientos, cada una de mis reacciones, ya que cualquiera de estos, si no son analizados y resueltos me pueden llevar de regreso a la obsesión del consumo… y si esto llega a pasar, puede llegar el momento en el que me encuentre otra vez en el terrible fondo del abismo, alejado de la realidad y hundiéndome cada día más.
